El país Octubre 2007 - Con el Ingeniero José Martín Zorrilla, presidente de la Constructora Santa María “Asistimos al despertar del desarrollo en Uruguay”Veinte años con una carta de presentación: obras de calidad, en precio y a tiempo. José Martín Zorrilla nació hace 57 años en Tacuarembó, pero obtuvo su título de Ingeniero a los 27 años en Montevideo. Todavía estudiaba cuando Eladio Dieste lo llamó para trabajar como ayudante suyo. Trabajó con él 14 años y en ese tiempo se nutrió de una filosofía de trabajo que conserva hasta hoy. “Tenía una personalidad muy fuerte – cuenta de su maestro – era una persona íntegra y auténtica en lo que hacía. Lo sostenía cotidianamente su filosofía cristiana y daba ejemplo de vida haciendo cada cosa lo mejor que podía por que pensaba que el hombre con su trabajo termina de crear el mundo”. ¿Cuáles fuero los comienzos de Constructora Santa María? Soy ingeniero desde 1977. Con el Ing. Eladio Dieste tuve oportunidad de desarrollarme más en la especialidad de la estructura, y a finales de 1987, que ya estaba trabajando en forma independiente como ingeniero estructural, busqué la oportunidad de aplicar en mi trabajo métodos modernos de organización de obra, apostando a aquello que había sido siempre una inquietud mía, demostrar que en Uruguay se podía trabajar con tecnología de construcción de punta y de última generación, y que no solo era posible esto, sino también organizar la obras según formas modernas de gestión como son los sistemas de programación por PERT retroalimentado y el llamado “camino critico”, modelos matemáticos para diseños de ingeniería, y herramientas computacionales de última generación, de manera que se pudiera asegurar la terminación de las obras en los plazos planificados. En este momento, mi propuesta me hacia una mosca blanca en el sector de la construcción, pero 20 años después es la que nos define: hace dos décadas que nos destacamos por cumplir y reducir los plazos proyectados. Esta es la tarjeta de presentación más importante que puede tener Constructora Santa María. ¿De que forma se aseguran ustedes esa mejora continua? Estamos en permanente contacto con institutos internacionales de construcción. Somos miembros del American Concrete Institute y del Design Build Institut of America, entre otros, además participamos activamente en convenciones, ferias y exposiciones. Esta participación nos permite involucrarnos no solo con la gente que tiene los últimos equipos sino con aquella que los está usando y tenemos la posibilidad de ver, aprender y luego ensayar con lo que se viene desarrollando. Esto es lo que nos permite mantenernos en algunos procesos que para nosotros son motivos de orgullo. ¿Cómo define el momento actual del sector en cuanto a desafíos? El 25 de julio pasado, el día que terminamos el Puerto de Ontur, dos meses antes de lo previsto, nos dimos cuenta de que estamos trabajando con un equipo que opera en forma muy horizontal y que para lo que es el medio, está realmente integrado por muy poca gente. También comprobamos que efectivamente estamos muy tecnificados. Una obra como ésta, normalmente, con métodos convencionales requiere la participación de 500 personas, y nosotros, con nuestros procedimientos y equipos, lo hicimos con 150 personas, en menos tiempo del previsto. De esta forma, estamos preparándonos para lo que viene, que es como un despertar del desarrollo en Uruguay, estamos viendo para los próximos años ya una carga de trabajo que nos permitirá planificar dos años por delante, lo normal en el mundo, pero que hasta ahora en Uruguay no se daba. Somos por otra parte pioneros en el uso de superhormigones, en estructuras, con mucha ingeniería propia, trabajamos con tecnología según el estado del arte, y con materiales de última generación que no utilizan otras constructoras y nos permiten reducir y cumplir los plazos de construcción. Por ejemplo, una planta de Conaprole, cuya construcción solía insumir de 24 a 28 meses, nosotros la construimos en menos de un año, a menores costos. ¿Qué inversión supone contar con tecnología de última generación? Más de 1millón y medio de dólares. Actualmente alrededor del 20% de los costos de mano de obra corresponden a costos de programas de entrenamiento e inversiones en nuevas tecnologías y esto es una apuesta fuerte pero que tiene resultados en la eficiencia y en satisfacciones. ¿Por qué han mantenido hasta ahora un bajo perfil como empresa? Formaba parte de nuestra visión, y además parece ser una actitud muy uruguaya: “ya saben lo que hacemos, no precisamos darnos a conocer”. Dejábamos que el trabajo hablara por nosotros. Pero vimos que estamos siendo de las empresas más importantes y aún más, en algunos rubros, como por ejemplo puertos, somos líderes desde hace unos años. También observamos que nos estaban conociendo como empresa, a partir de lo que de nosotros decía la competencia. ¿A que se debe su adhesión y la de los integrantes de su empresa a principios cristianos? Tengo una gran admiración por San Francisco, simplemente. No tengo formación metódica ni pertenezco a ninguna hermandad. Soy laico, estoy casado y tengo cuatro hijos. Creo que como constructores tenemos un trabajo privilegiado, que en la escala de cada uno estamos colaborando con la construcción de un mundo mejor. Consagramos el nombre de la empresa a la Virgen y queríamos ponerle ese nombre, porque no sólo es la protectora de los constructores sino un modelo a seguir de dedicación y disponibilidad incondicional para hacer aquello a lo que estamos llamados y que es lo necesario. |